"Hay un método para medir lo que ha hecho J.J. Abrams con Star Trek –que no es tanto una franquicia como un fenómeno cultural de larguísimo alcance (y un capítulo esencial en la historia de la SF televisiva)–: basta colocar su película al lado del episodio "Equilibrio de terror" (primera temporada), que podría ser tanto su modelo de referencia como el elemento más problemático a la hora de integrar esta refundación del mito en el canon establecido por Gene Roddenberry. Si, contemplado desde las afueras de la ortodoxia trekkie, "Equilibrio de terror" reunía los aspectos más disuasorios de la saga para el ojo profano –su tendencia a lo discursivo y a la circunspección, su lenguaje visual posibilista–, la película de Abrams magnifica, amplía y acelera todos aquellos elementos capaces de redefinir Star Trek como objeto de seducción para no iniciados. El resultado es deslumbrante y este crítico lamenta especialmente no poder desvelar aquí –para respetar el factor sorpresa– la magnífica argucia conceptual que ha permitido a Abrams y sus guionistas ser tremendamente libres con lo que han heredado de Roddenberry y, a la vez, escrupulosamente respetuosos con ese discurso canónico que, cabe suponer, los fans protegen con rigor talibán.
Placer espacial
Conviene decir, no obstante, que el método apuntado para celebrar esta reconversión marca Abrams no deja de ser bastante injusto con ese Star Trek fundacional que las inercias del pensamiento colectivo han querido convertir en paradigma de la ficción para (con perdón) freakies: este Star Trek posible que Abrams ha hecho apabullante realidad ya estaba contenido en la serie de 1966, que, junto a su visión utópica de un futuro deseable y a su celebración de las esencias de la aventura, fue pionera en el manejo de radicales conceptos de la SF literaria. Auténtico hijo de su tiempo –la era en que la ficción audiovisual muta bajo el influjo tóxico del fuego cruzado intermediático–, Abrams no es tanto un director de películas como de superepisodios: si su M:i:III fue como una entrega de Alias hiperbolizada, esta película es, a un tiempo, Star Trek, Alias y Perdidos fundiendo guiños y alicientes en el borde de un agujero negro que coloca el reloj de la Federación en un punto cero abierto a toda posibilidad evolutiva. Es la mejor space opera en muchos años y una generosa ración de placer cósmico que ha sabido no ser esclava de su modelo, mientras luce una comprensión absoluta de lo que ha sido, es y (se supone) será Star Trek".
Por Jordi Costa.
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6 comentarios:
Yo la vi hace un mes en un preestreno, y aun estoy intentando encontrar sentido a lo del transportador (cuando la veais lo entenderéis). Y no es ya cuestión de canon o no canon, es que directamente no tiene sentido.
Yo la he visto, ¿a qué te refieres? Avisamos de SPOILERS para que nadie se queje.
SPOILERS!!
Pues a que para volver a la nave, Scotty inventa un transportador cuya novedad es funciona a warp speeds, cuando realmente el problema no es que el Enterprise esté viajando a warp speed, sino que a esas alturas a años luz de distancia!
Aquí lo explican: http://es.wikipedia.org/wiki/Warp
Después de críticas así, yo suelo preguntar: ¿pero la película está bien o qué?
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