29 de octubre de 2009
No todos los autores son iguales, aunque lo diga "Zipf"
Artículo: La Ley de Zipf
http://www.fantasymundo.com/opinion/sergioparra/25/ley_zipf
[...]Y entonces es posible que descubramos algo asombroso. Algo que cambiará toda la estructura de la literatura, basada en la adjudicación de X texto a X autor, de manera individual. Descubriremos que la originalidad es una entelequia, que la creatividad sólo es la recombinación de cosas ya escritas, que la voz propia sólo es plagio que pasa inadvertido, que los autores individuales no existen, que los derechos de autor no tienen sentido… que la literatura, en suma, es una composición multicapa de memes que los llamados escritores agitan y agitan en sus devaneos posturales incansablemente estéticos.
No os recomiendo leer mucho más de él (eso sí, todo esto está en un portal friki, que manda narices). Sí conviene dar un mensaje para navegantes desorientados por usar la brújula equivocada: sí hay escritores diferentes, sí hay obras diferentes. Algunos andan justos de sentido común y sobrados de ego, tienen la viga y la paja todo en su propio ojo, y no callan porque les sobra tiempo libre. Y cuántas tonterías dicen.
Enviado por: Miguel
24 de octubre de 2009
Patchwork de highlights

En una corrosiva crítica de Y la nave va... (1983), Olivier Assayas comparaba los últimos films de Federico Fellini con carpas de circo. Cada escena, decía, tiene que ganar una partida, aunque también la puede perder. No es casual que el propio Gilliam haya evocado Amarcord (1973) como modelo de cinta-compendio a la que aspira en este imaginario del doctor Parnassus, que es como el imaginario del doctor Gilliam. Está el aliento meliesiano de Las aventuras del barón Munchausen (1988); el mundo del otro lado del espejo de Los Héroes del Tiempo (1981) y Tideland (2005); olemos el quijotesco empeño de un artista agarrado a las fórmulas mágicas del espectáculo pretérito…
¿Por qué, entonces, parece un patchwork de highlights gilliamescos sin más coherencia que la que da ser ferozmente autoindulgente? Feliz idea la de compensar la muerte de Heath Ledger con el pretexto del espejo mágico, y es innegable que el barroquismo del concepto se ajusta a la creatividad de Gilliam, pero el resultado se mira demasiado al ombligo.
19 de octubre de 2009
Una muñeca rusa hace carne picada
Os mando un artículo que creo que merece estar en vuestro tablón de anuncios 'cultureta'.
El artículo en cuestión consta de 2 partes, en cada una de las cuales un crítico de cine de la página www.soitu.es hace una reseña de la película "La huérfana". La más "espectacular", en mi opinión, es la que realiza el crítico Federico Volpini.
La reseña de Federico Volpini

El niño es el Vengador Enmascarado de papá. Y la niña, la de mamá, aunque a menudo con mejor intención: "Hija, que no te vaya a pasar lo que a mí". Con frecuencia, por culpa de papá. Mamá Kate y papá John forman una pareja feliz, compenetrada. Tienen dos retoños, niño y niña, con un ligero impedimento de la niña, guapos, encantadores, que son la delicia de papá y de mamá. Pero mamá, de nuevo embarazada, pierde el bebé junto con la posibilidad de volver a engendrar.
Cupiera pensar que el niño hecho ofrece garantías que el niño por hacer no puede darte. Lo conoces, hablas con él (con ella), los miras a los ojos, calibras su sonrisa. Y te la llevas. En atractivo estuche, un cuchillo con lazos. El 'No los compres: acude a las Sociedades Protectoras', que aquí nos sale rana. Claro que eso pasa también con la progenie propia (en uno y otro caso, reflexión: lo que a la niña, al niño, va a tocarles aguantar y sobre lo que no tendrán control alguno. Los Reyes son los padres). 'La huérfana'. El alcohol y la culpa y una vuelta de tuerca que preserva la inocencia radical de los niños y despoja a la película de parte de su gracia. Hasta ahí, sinceramente, no iba mal. Mención de honor a Isabelle Fuhrman.
Podeis echarle un vistazo a todo el artículo en el siguiente enlace:
http://www.soitu.es/soitu/2009/10/14/cine/1255525058_168677.html
Enviado por: José F.
8 de octubre de 2009
David Morán, con puntofobia
