G. Sanz nunca decepciona:
Guardián de la heterodoxia del rock andaluz, el cuarteto sevillano Pony Bravo se sacude el sambenito de The Doors a orillas del Guadalquivir con su segundo álbum pleno de inspiración y no exento de locura. Macerada en un adobo de dub, psicodelia y kraut meridional, su devoción por la canción popular lo mismo cristaliza en un detournement del clásico de Manolo Caracol, Niña de Fuego, que en el epílogo Detroit-Techno de Le rave de Dios. Misticismo laico, sentido del humor y un potencial creativo a prueba de incrédulos.
Sigue así, GSanz. Eres el alimento de ente bloj.
Nos trasladamos
Hace 4 años
2 comentarios:
:''''''') No pude evitar emocionarme.
Que Jrande es!
¿Lo de misticismo laico no es repetido? Me suena haberlo leído en alguna otra crítica...
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