A los microcríticos muchas veces se les ha acusado de pedantes. Muchas veces no. En este caso sin embargo creo que habrá algo más de consenso.
No dejo de sentir cierta abulia al comprobar que se afirma la virtud de una expresión concreta desde el tópico de la ausencia de pretensiones. Si Sam Raimi es el artífice de aquella singular mirada que rejuveneció un subgénero, y si ahora retorna a ello con tal énfasis autoconsciente, ‘Drag me to hell’ exhibe la inocua pretensión de retornar a aquellos contornos mediante la actualización en la temática y la ampliación del desenfreno que inspira cada pieza que la compone. El resultado es desequilibrante, y confieso que me sentí enfermo en algunos momentos de la proyección: un jolgorio arrollador que nos lleva hasta la moraleja final, y escasa habilidad cuando quiere sorprender al espectador. No obstante, la abrupta mirada de Raimi sigue siendo un medio efectivo para un sincero reencuentro con los contornos del fanta-terror, teniendo aquí un ejemplar -esa vieja del demonio- que es firme candidato a formar parte imprescindible de la antología.
A mi, que queréis que os diga, releída 100 veces la primera frase, sigo sin pillarla.
Visto aqui
Fdo: Portrait
10 comentarios:
Nontendioná...
Con lo fácil que sería decir "Ya comienza a tocar los cojones el decir que una peli es buena sólo porque 'no tiene pretensiones'". ¿Fácil, no? Existen hasta versiones de esa frase sin el "cojones". Pero, claro, ya se sabe, hay que sonar "importante".
Madre del amor... "Inocua pretensión"; "contornos del fanta-terror"; "singular mirada que rejuveneció un subgénero"... ¡Esto es una mina! Y porque le ha dado por hacerlo corto, porque seguro que el Microcrítico es capaz de más sandeces sobre una misma película (y eso que es la primera vez que lo leo).
"Fanta-terror"...
¿Quién puede tenerle miedo a una bebida refrescante? Aparte de Stephen King...
Este es bestial.
A ver, pataliebres, que la microcrítica es un cachondeíto del propio crítico. Mirad, sino, en los comentarios a la crítica en el sitio original, en el que el propio microcrítico se descojona vivo.
Maldita juventud...
Cachondeíto no, pero sí era una manera de expresar mis impresiones (sinceras) sobre la película a modo de trampa para gafapastosos plúmbeos como los que se ven en los comentarios de la entrada original.
Por cierto, sobre la frase inicial de los cojones, no es que yo quiera sonar importante, es que el oficio me obliga. Uno lee mucho para algo, panda de cerriles. El carpintero tiene sus herramientas y yo las mías que son con las que he trabajado. Y punto.
Que sea la última vez que me mencionan en Cultureta Watch;):D
Joer, yo quiero salir en Cultureta Watch!!
AHI KE JODERSE
Pues me parece un gran párrafo ese primero, que puede valer para el partido Albacete-Mallorca, para el último libro de Ray Loriga, o el bocadillo de Panceta con pimientos del Bar "Chus" de ponferrada.
La versatilidad inherente a su displicencia intrínseca subyace oniricamente cual chicuelina de Belmonte en una tarde lluviosa de otoño.
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