Pasiónporelcine.es publica una entrevista a Javier Rebollo, cuyas declaraciones, muy relacionadas con el último post de Vicisitud y Sordidez, pasamos a traducir para el bien común. Esto serán extractos. Para los más aguerridos, la entrevista completa está aquí. Sé que no se trata de una crítica cultureta, que es la temática del blog, pero creo que merece la pena saltarse la regla.
(...)
- ¿Qué esperabas concretamente a la hora de comenzar a rodar?
- Yo no espero nunca nada de un rodaje. Espero ser feliz. “Un rodaje debe ser la verdadera felicidad”, como decía Claude Chabrol, si no, no tendría sentido hacer películas. Para mí es importante ser feliz mientras trabajo y que esa felicidad esté en el equipo. Si no sería espectador y no cineasta. Se trata de “trabajar con alegría”, como decían en una película que no me gusta, El puente sobre el río Kwai.
Traducido: Me gustan los rodajes y estar contento en ellos se transmite a la película. ¿Os he comentado que sé nombres de cine? A propósito, soy trasgresor porque, aunque no venga a cuento, te digo que no me gusta una de las obras maestras indiscutibles del cine.
(...)
- ¿De dónde proviene el título, tan poético y misterioso a la vez?
- Uno no sabe dónde le esperan las películas. Las películas te aguardan en cualquier parte. Hoy me he cruzado tres veces con un hombre llevando un cuadro que tenía una horrible pintura de pájaros. Ahí se queda en tu cabeza. Como esa imagen, suceden muchas. Hoy estaba en un restaurante pésimo intentando cenar y me he dicho, si en 30 minutos no me ponen la cena, me voy. He estado en silencio esperando y en media hora me he ido. Es otra imagen que se me ha quedado. La imagen germinal, encriptada, que el rodaje debe desencriptar de La mujer sin piano es una mujer que me cruzo una madrugada de un lunes, en la estación sur, que yo vengo de viaje. Ella va por el medio de la calzada, con una maleta y un bolsito ridículo, a las dos de la madrugada, con sus tacones reverberando en la noche, camino de la estación ya cerrada. Esa imagen se me queda grabada. El tiempo pasa sobre ella y se va rellenando con otras imágenes y da lugar a lo que ahora vamos a rodar. (...) Yo parto de imágenes para llegar a la escritura. El guión existe antes en imágenes.
Traducido: Los guiones me la sudan. Te voy a contar un puñado de anécdotas sin ninguna relevancia que ninguna mente cuerda pondría de punto de partida, no ya de una película, sino ni siquiera de un chiste de Arévalo. Pero como soy un agudo observador (con espíritu de entomólogo) del diario quehacer de la sociedad de consumo, yo las haré interesantes.
- ¿Por qué te decidiste por Carmen Machi para el papel protagonista?
- Yo siempre escribo pensando en un cuerpo y en una cara. Esta película está pensada para Carmen Machi desde el comienzo. (...) Ningún actor en España garantiza que la gente vaya a los cines, ni siquiera Bardem, como demuestra El amor en los tiempos del cólera. Ni Carmen Maura ni Victoria Abril, ni Pilar López de Ayala. Nadie. Tampoco Carmen Machi. Por otro lado, yo llevo 10 años sin televisión y no he visto nunca Aída. A Carmen la conozco del teatro y de ser amiga desde hace años. Jamás he visto la serie, y te digo sin soberbia que no tengo el mínimo interés por ello.
Traducido: Te digo, con total soberbia, que no veo la tele, porque yo soy culto y eso es para las masas. De paso, te comento que no tengo ni idea del hecho de que ‘El amor en los tiempos del cólera’ hizo una taquilla considerable en España.
- Suena incluso mejor porque así no tienes una imagen preconcebida de lo que ella hacía allí
- Lo cierto es que yo no pienso jamás en el espectador. Me parece una falta de respeto. Yo creo en la inteligencia del espectador. El director que piensa en el espectador está haciendo de vendedor. Hay dos tipos de directores: Los que piensan que el cine es una sala de butacas por llenar y los que piensan en la película. Yo soy de los que creo que hay que pensar en la película y confiar en la inteligencia del espectador; de que esa película va a encontrar su público. De todos modos, hay que plantearse qué es el público hoy en día, cuando hay tantas dictaduras y censuras en lo que respecta a la exhibición. El concepto de público ha cambiado mucho…
Traducido: Hago lo que me sale concretamente de los huevos y me da absolutamente igual la persona a lo que se lo cuento. Si no les gusta, es que no están a mi excelsa altura intelectual. De hecho, cada vez que cuento un chiste y nadie se ríe, la culpa no es de haberlo contado mal o de no haberlo pulido atendiendo a las reacciones de los oyentes: la realidad es que son gilipollas.
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- ¿Qué esperabas concretamente a la hora de comenzar a rodar?
- Yo no espero nunca nada de un rodaje. Espero ser feliz. “Un rodaje debe ser la verdadera felicidad”, como decía Claude Chabrol, si no, no tendría sentido hacer películas. Para mí es importante ser feliz mientras trabajo y que esa felicidad esté en el equipo. Si no sería espectador y no cineasta. Se trata de “trabajar con alegría”, como decían en una película que no me gusta, El puente sobre el río Kwai.
Traducido: Me gustan los rodajes y estar contento en ellos se transmite a la película. ¿Os he comentado que sé nombres de cine? A propósito, soy trasgresor porque, aunque no venga a cuento, te digo que no me gusta una de las obras maestras indiscutibles del cine.
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- ¿De dónde proviene el título, tan poético y misterioso a la vez?
- Uno no sabe dónde le esperan las películas. Las películas te aguardan en cualquier parte. Hoy me he cruzado tres veces con un hombre llevando un cuadro que tenía una horrible pintura de pájaros. Ahí se queda en tu cabeza. Como esa imagen, suceden muchas. Hoy estaba en un restaurante pésimo intentando cenar y me he dicho, si en 30 minutos no me ponen la cena, me voy. He estado en silencio esperando y en media hora me he ido. Es otra imagen que se me ha quedado. La imagen germinal, encriptada, que el rodaje debe desencriptar de La mujer sin piano es una mujer que me cruzo una madrugada de un lunes, en la estación sur, que yo vengo de viaje. Ella va por el medio de la calzada, con una maleta y un bolsito ridículo, a las dos de la madrugada, con sus tacones reverberando en la noche, camino de la estación ya cerrada. Esa imagen se me queda grabada. El tiempo pasa sobre ella y se va rellenando con otras imágenes y da lugar a lo que ahora vamos a rodar. (...) Yo parto de imágenes para llegar a la escritura. El guión existe antes en imágenes.
Traducido: Los guiones me la sudan. Te voy a contar un puñado de anécdotas sin ninguna relevancia que ninguna mente cuerda pondría de punto de partida, no ya de una película, sino ni siquiera de un chiste de Arévalo. Pero como soy un agudo observador (con espíritu de entomólogo) del diario quehacer de la sociedad de consumo, yo las haré interesantes.
- ¿Por qué te decidiste por Carmen Machi para el papel protagonista?
- Yo siempre escribo pensando en un cuerpo y en una cara. Esta película está pensada para Carmen Machi desde el comienzo. (...) Ningún actor en España garantiza que la gente vaya a los cines, ni siquiera Bardem, como demuestra El amor en los tiempos del cólera. Ni Carmen Maura ni Victoria Abril, ni Pilar López de Ayala. Nadie. Tampoco Carmen Machi. Por otro lado, yo llevo 10 años sin televisión y no he visto nunca Aída. A Carmen la conozco del teatro y de ser amiga desde hace años. Jamás he visto la serie, y te digo sin soberbia que no tengo el mínimo interés por ello.
Traducido: Te digo, con total soberbia, que no veo la tele, porque yo soy culto y eso es para las masas. De paso, te comento que no tengo ni idea del hecho de que ‘El amor en los tiempos del cólera’ hizo una taquilla considerable en España.
- Suena incluso mejor porque así no tienes una imagen preconcebida de lo que ella hacía allí
- Lo cierto es que yo no pienso jamás en el espectador. Me parece una falta de respeto. Yo creo en la inteligencia del espectador. El director que piensa en el espectador está haciendo de vendedor. Hay dos tipos de directores: Los que piensan que el cine es una sala de butacas por llenar y los que piensan en la película. Yo soy de los que creo que hay que pensar en la película y confiar en la inteligencia del espectador; de que esa película va a encontrar su público. De todos modos, hay que plantearse qué es el público hoy en día, cuando hay tantas dictaduras y censuras en lo que respecta a la exhibición. El concepto de público ha cambiado mucho…
Traducido: Hago lo que me sale concretamente de los huevos y me da absolutamente igual la persona a lo que se lo cuento. Si no les gusta, es que no están a mi excelsa altura intelectual. De hecho, cada vez que cuento un chiste y nadie se ríe, la culpa no es de haberlo contado mal o de no haberlo pulido atendiendo a las reacciones de los oyentes: la realidad es que son gilipollas.
Enviado por: Clayderman y Paco Fox